<<No existe causa, creencia, motivo, tierra, país, religión, cultura, pueblo, pertenencia o pensamiento que merezca el sacrificio de la vida de otra persona.>>
Ni equipo de fútbol, supongo.
Mucho se ha dicho y escrito ya acerca de lo ocurrido ayer a orillas del Manzanares y poco nuevo. Dentro de mi poco apasionada cabeza apenas existe lugar para comprender qué puede llevar a una persona a acudir a una cita para ejercer pública y gratuitamente violencia contra otras personas, y para que ésta sea libremente ejercida contra ella. Todo lo demás para mi es tan sólo la consecuencia lógica de lo que pasó, y seguramente pasó poco para lo que podía haber pasado.
Me cuesta imaginar al repartidor del supermercado de la esquina, al conserje del edificio de al lado, o a la persona que mañana no mucho más tarde de las 7 va a estar junto a mí en el metro, acudiendo en masa hasta completar el número de 200 a una cita para, básicamente, cometer delitos de lesiones con grado de tentativa de homicidio, cuando no homicidio puro y duro, como se ha visto. Me cuesta digo imaginármelos pero de algún lugar tienen que haber salido y en algún lugar tienen que estar ahora mismo.
¿Puede alguien pensar que después de recibir un paliza mortal (reventados craneo y bazo) alguien puede sobrevivir al shock térmico y al más que posible ahogamiento tras ser arrojado al río? No lo sé porque no puedo concebir qué clase de enajenación mental hay que sufrir para protagonizar semejante episodio. Pero para mí la pregunta clave es otra, ¿puede alguien disfrutar de un partido de fútbol (o de lo que sea) después de haber participado en la pelea? Pues me temo que la repuesta no es sólo afirmativa si no reiteradamente afirmativa. Y que cual "Club de la Lucha" hay bandas que se dedican a ejercer la violencia de esta forma sistemáticamente antes y después de los encuentros. Triste pero cierto, personas que luego te venden el periódico, o le ceden el sitio a un anciano en el metro. Y entonces quizás ya no tengamos que hablar de enajenación como tal, si no de psicopatía.
Y es que, en un país y en un contexto en el que todo parece estar dividido en izquierda y derecha (sólo hay que leer los periódicos para ver cómo hoy mismo se justifica el enfrentamiento con la supuesta ideología de izquierdas y derechas de "Riazor Blues" y "Frente Atlético", respectivamente), yo cada vez tengo más claro que Unamuno tenía mucha razón y la división real es entre violentos y no violentos. "Vencerán, pero no convencerán”. Y ahí yo siempre tuve muy claro mi bando
El Vizconde de Bragelonne
Una última reflexión para aquellos pocos valientes que hayan llegado hasta aquí. ¿Cabe modulación en el uso de la violencia? ¿Es legitimo enseñar que cierta cantidad de violencia es "buena" y a partir de cierto límite ya no (como la tasa de alcoholemia)? Violencia cero, en todas partes, todos los días. Lo demás es jugar con fuego.
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